“Patatas marineras con langostinos — receta fácil de guiso tradicional”
Hay días en los que el cuerpo te pide cuchara… y hoy es uno de esos. Estamos en puertas del fin de semana, así que vamos a darnos un homenaje con un plato fácil, económico y lleno de sabor: patatas marineras con langostinos. Por cuatro perras te marcas un guiso que no se lo salta ni la churri 😏.
Este plato tiene todo lo que nos gusta: una salsa marinera básica y sabrosa, unas patatas bien chascadas que ligan el caldo de forma natural y, para el toque gourmet, unos langostinos jugosos salteados con ajo y guindilla. Si eso no suena a felicidad, no sé qué lo hará.
(Cantidades para 4 pesonas)
6 Patatas medianas
24 Langostinos medianos
1 Litro Caldo Pescado
1 Punta Pimentón dulce
1 Cucharada Salsa Tomate
1 Chorreón Vino Blanco
1 Cucharada rasa Harina
5 Cucharadas Aceite de Oliva
3 Dientes Ajo
2 Guindillas cayena
Sal y Pimienta
1. La base marinera
En una cazuela, sofríe cebolla y ajo picados con un chorrito de aceite de oliva. Añade pimentón de la Vera (el ahumado, que da gloria pura), una buena cucharada de tomate frito y medio vaso de vino blanco. Deja que reduzca unos minutos y luego pon una cucharada de harina. Rehoga bien y añade poco a poco fumet de pescado hasta tener una salsa sin grumos y con cuerpo.
2. Guisar las patatas
Chasca las patatas —sí, cháscalas, no las cortes—, así soltarán el almidón y el caldito quedará más cremoso. Añádelas a la salsa, sazona y deja cocer a fuego medio unos 25 minutos hasta que estén tiernas y el guiso tenga ese espesor que invita al pan.
3. El toque gourmet: langostinos
Mientras las patatas se hacen, pela los langostinos y quítales la tripita (que luego no queremos sustos). En una sartén, dora unas láminas de ajo con un par de guindillas. Retira la guindilla, sube el fuego y saltea los langostinos vuelta y vuelta tienen que quedar jugosos; no los hagas demasiado 😉
Para terminar, sirve las patatas marineras, coloca los langostinos por encima, un chorrito de aceite de oliva virgen extra y un poco de perejil fresco. Mira qué caldito más limpio y brillante… puro espectáculo.
Estos guisos están todavía más buenos si los dejas reposar un ratito. El caldo se espesa, los sabores se concentran y… ay, madre mía. “Cocinar Poco y Disfrutar Mucho”, ya sabes 😉
Un vino blanco joven o una sidra natural van de maravilla con este plato. Si prefieres algo más informal, una cerveza fría también cumple su función.
Las patatas marineras nacieron como plato humilde de pescadores: con lo que sobraba del mar, un buen sofrito y mucho pan para mojar. Hoy es una joya de la cocina casera que demuestra que lo sencillo también puede ser extraordinario.
No sé tú, pero yo ya estoy salivando. Así que ponte el delantal, enciende los fogones y prepárate para disfrutar. Que no falte el pan, ni el humor… ni las ganas de repetir.
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